El Padre Lucas, referente de la parroquia de San Cayetano, es un gran amigo de A.A. siempre dispuesto a conocer más de la problemática de esta enfermedad y del programa de recuperación. En esta oportunidad, abrió su espacio de trabajo para conversar de esta enfermedad, principalmente desde el aspecto espiritual.
-¿Cómo conociste a A.A. y cómo es tu vínculo con nosotros actualmente?
No sé exactamente desde cuándo, pero el nombre de A.A. es famoso y por eso ya desde chico lo conocía. Participé en dos o tres reuniones públicas del Grupo Liniers. Recuerdo mucho estar dando misas en Lourdes, en Flores, y conocer a un miembro de A.A., con mucho tiempo sobrio, que concurría a la iglesia y ayudaba mucho a un joven que estaba en la parroquia. Le acercaba los 12 pasos y lo apadrinaba bastante. Ahí fue donde vi resultados bien concretos, sobre todo, tratándose de un joven y de alguien que llevaba mucho tiempo en A.A. que concurría a un grupo en la Iglesia de San José de Flores.
-Ya que nombrás los 12 pasos, seguramente sabés que este es un programa puramente espiritual y que a la enfermedad del alcoholismo se la define como física, mental y espiritual, ¿qué nos podés decir acerca de la espiritualidad?
Sí, claro que conozco esas tres características, incluso me apasiona la historia de Bill W. Creo que las personas somos un todo, no se puede hacer divisiones. Cuando una parte está afectada, se pone en diálogo con el resto del cuerpo y todo el ser se ve afectado. Somos seres espirituales. O sea, hay algo que está dentro nuestro que, a pesar de nosotros, somos muy finitos, muy frágiles, muy débiles. Hay un deseo hondo de infinitud, lo que nos lleva a una búsqueda; hombres y mujeres estamos en una constante búsqueda, a veces le erramos donde estamos buscando y otras, acertando en pruebas y errores. A veces, para retomar el camino de la vida, para poder encontrar el sendero, hay que perderse, y ahí es cuando uno toca fondo y baja ciertas guardias que nos hacían creer que éramos como dioses y empezamos a darnos cuenta que somos mendigos también de muchas cosas y eso nos lleva a ser buscadores. La solución empieza cuando pedimos ayuda.
"A veces, para retomar el camino de la vida, para poder encontrar el sendero, hay que perderse, y ahí es cuando uno toca fondo y baja ciertas guardias que nos hacían creer que éramos como dioses y empezamos a darnos cuenta que somos mendigos también de muchas cosas y eso nos lleva a ser buscadores. La solución empieza cuando pedimos ayuda."